Carta abierta a aquellos amigos que han (o están) eligiendo plaza MIR estos días.
Queridos amigos y amigas:
En primer lugar, me dirigí a todos los que pude en el momento apoteósico de la “Foto de las Fotos”, esto es, la foto que nos sacamos en la puerta del Ministerio de Sanidad con nuestra plaza recién salida de sus imprentas, bien sean de Geriatría, de Familia, de Oftalmo, de Uro, de Anestesia, de Derma, de Interna, de Endocrino, de Gine, de Neuro, de Pediatría, de Intensiva, da igual lo que sea. La sonrisa y la felicidad no nos la quita nadie. Como diría un amigo mío: habéis “triunfao” en la vida.
Enhorabuena.
Quiero que sepáis que para mí, veros elegir me ha supuesto dos cosas: la primera, evidentemente, un orgullo indescriptible. Habéis conseguido el sueño de vuestras vidas: ser médicos. Y no solo eso, formaros en un gran esquema formativo que es el sistema MIR, que, pese a que muchos lo ponen a parir, creo que, con sus defectos, es el mejor sistema de formación sanitaria del mundo. Habéis superado un exámen largo, de 225 preguntas (+10 de reserva), con 35 imágenes de cualquier cosa que aparezca en cualquier libro, paper o cosa publicada por algún colega un poco flipadete con ganas de fastidiaros el día de vuestra victoria. Habéis cumplido con vuestra misión: aprobar, ir a Madrid y darle al Enter. Felicidades.
La segunda cosa cosa que me ha supuesto es esperanza. Mucha gente, durante los siete largos meses que duran los preparativos intensivos del MIR en nuestras respectivas academias, se desespera, se raya, se pone nerviosa, se deja llevar por la mala baba de algunos hijos de un cabrón que deberían tener la boquita cerrada y no decir que hacer -insértese especialidad- es un fracaso o que tus sueños son inalcanzables. Vosotros habéis superado esa guerrilla psicológica y habéis hecho vuestro trabajo, recogiendo lo que sembrasteis hace muchos meses atrás. Al recuerdo de vuestra gesta se suma el saber que, si se trabaja y se cree en uno mismo y no te dejas llevar en exceso por los estímulos externos y por tus ideas preconcebidas, llegas muy, muy lejos y muy muy alto. Y creo que ese es el mejor regalo que me habéis podido hacer.
Ahora viene el mayor desafío de vuestras vidas, que es el reto de estar siempre ahí, cuando se nos precisa, como médicos, atendiendo a aquellos que requieren nuestros servicios, que nos suplican que les ayudemos a recuperar la salud, y, si no podemos hacerlo, que se sientan mejor y estemos a su lado en todo momento y circunstancia. Y no me cabe la menor duda. Estáis muy bien preparados para ello.
Felicidades, amigos. Felicidades, doctores. Y pase lo que pase, no dejéis de sonreír y de ser felices.
Con todo el cariño de este mundo,
RAQUIS =)
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